Al-láh es Perdonador y Misericordioso con los que cometen pecados sin insistencia y en virtud de la humanidad y debilidad del hombre, entonces se arrepiente de ellos, y no pretende con ellos desafiar al Creador, sino que El Todopoderoso reprende a los que lo desafían y niegan Su existencia o lo representa en un ídolo o un animal. Asimismo, el que persevera en su desobediencia y no se arrepiente, y Al-láh no quiere que se arrepienta. Si una persona insulta a un animal, nadie lo culpará, pero si insulta a sus padres, será severamente culpado ¿Qué pensamos del derecho del Creador? No debemos mirar la pequeñez del pecado, sino mirar al que desobedeció.
El mal no viene de Al-láh, el mal no es una cuestión existencial, la existencia es puro bien.
Si una persona, por ejemplo, se levanta y golpea a otra persona hasta que pierde la capacidad de moverse, entonces ha adquirido la característica de la injusticia, y la injusticia es mala.
Pero la presencia de poder en quien toma un palo y golpea a otra persona con él no es malo.
Y tener la voluntad que Al-láh le dio no es malo.
¿Pero tener su habilidad para mover la mano no es malo?
¿Y la presencia de la característica de golpear en el palo no es mala?
Todas estas materias existenciales son buenas en sí mismas, y no adquieren la cualidad de malas si no conducen al daño por mal uso de ellas, que es la enfermedad de la parálisis, como en el ejemplo anterior; siguiendo esta línea de ideas, la existencia de un escorpión o una serpiente no es un mal en sí mismo a menos que una persona esté expuesta a ellos y los pique. Al-láh Todopoderoso no le atribuye el mal en Sus acciones que son puramente buenas, sino en los hechos que Al-láh permitió que ocurrieran por Su decreto y predestinación para cierta sabiduría y en consecuencia muchos beneficios -con Su capacidad para impedir que sucedieran- que resultó del mal uso de este bien por parte de los humanos.
El Creador ha establecido las leyes de la naturaleza y las leyes que las rigen, ellas se preservan por sí mismas en caso de corrupción o desequilibrio ambiental y mantienen la existencia de este equilibrio con el objetivo de la reforma en la tierra y la continuación de la vida en un camino mejor, y que lo que beneficia a las personas y a la vida es lo que queda en la tierra, Cuando ocurren desastres en la tierra que afectan a las personas, como enfermedades, volcanes, terremotos e inundaciones; los nombres y atributos de Al-láh, como el Todopoderoso, el Sanador y el Preservador -por ejemplo- se manifiestan en Su curación de los enfermo y Su preservación del sobreviviente, o su nombre "el Justo" se manifiesta como justicia al castigar al malhechor y al desobediente, o se manifiesta como el Más Sabio cuando prueba al creyente y al desobediente, a quien se recompensa con bondad si es paciente y con castigo al que reclama, así el hombre llega a conocer la grandeza de su Señor a través de estas tribulaciones, de la misma forma en que conoce su hermosura a través de los dones.
La existencia de las calamidades, el mal y el dolor fue la razón detrás del ateísmo de muchos filósofos materialistas contemporáneos, incluido el filósofo "Anthony Flew", quien reconoció la existencia de Dios antes de su muerte y escribió un libro llamado "Hay un Dios", y aunque fue líder del ateísmo durante la segunda mitad del siglo XX cuando reconoció la existencia de Dios dijo:
“La presencia del mal y del dolor en la vida humana no niega la existencia de Dios, pero nos impulsa a reconsiderar los atributos divinos”, Anthony Flew consideró que estos desastres tienen muchos aspectos positivos, ya que provocan las capacidades materiales de una persona, por lo que inventa lo que logra para su seguridad, así como provoca sus mejores características psicológicas y lo empuja a ayudar a las personas. A la existencia del mal y al dolor se le ha atribuido la construcción de civilizaciones humanas a lo largo de la historia, por lo que él dijo: "No importa cuántas disertaciones haya para explicar este dilema, la interpretación religiosa seguirá siendo la más aceptable y la más consistente con la naturaleza de la vida”[308]. Adaptado del libro "El Mito del Ateísmo"- Dr. Amr Sharif. Edición 2014 e.c.
De hecho, comprobamos que a veces llevamos con amor a nuestros niños pequeños al quirófano para que les abran el estómago, y confiamos plenamente en la sabiduría del médico, en su amor por el pequeño y en su afán por que sobreviva.
Cuando preguntan sobre la razón de la existencia del mal en esta vida mundana como pretexto para negar la existencia de Dios, nos revelan su miopía y la fragilidad de su pensamiento sobre la sabiduría que hay detrás, además de su falta de conciencia de las cosas más íntimas, y el ateo admite implícitamente que el mal es una excepción.
Por lo tanto, antes de preguntar sobre la sabiduría de la aparición del mal, hay que más bien hacer una pregunta más realista, que es: "¿Cómo llegó a existir el bien en primer lugar?"
No cabe duda de que debe comenzar con la pregunta más importante, que es: "¿Quién creó el bien?" Debemos estar de acuerdo sobre el punto de partida o el principio original o imperante. Por lo tanto, podemos encontrar las razones de las excepciones.
Los científicos establecen leyes fijas y específicas para las ciencias de la física, la química y la biología al principio, y luego se hace un estudio de las excepciones y anomalías de estas leyes. Asimismo, los ateos sólo pueden superar la hipótesis del surgimiento del mal cuando inicialmente reconocen la existencia de un mundo lleno de innumerables fenómenos bellos, ordenados y buenos.
Y comparando los periodos de salud y los periodos en los que aparece la enfermedad a lo largo de la vida media, o comparando décadas de prosperidad con los correspondientes periodos de ruina y destrucción, así como siglos de calma y tranquilidad y las correspondientes erupciones de volcanes y terremotos, ¿de dónde viene la bondad que prevaleció al principio? Un mundo basado en el caos y el azar no puede producir un mundo bueno.
Irónicamente, los experimentos científicos lo confirman; la segunda ley de la termodinámica establece que la entropía total (el grado de desorden o aleatoriedad) en un sistema aislado sin ninguna influencia externa siempre aumentará, y que este proceso es irreversible.
En otras palabras, las cosas organizadas siempre colapsarán y desaparecerán a menos que algo del exterior las reúna. Como tales, las ciegas fuerzas termodinámicas nunca habrían producido nada bueno por sí mismas, o bueno a gran escala como lo son, sin que el Creador organizara estos fenómenos aleatorios que se manifiestan en cosas tan maravillosas como la belleza, la sabiduría, la alegría, el amor y la felicidad. Eso es todo, solo después de establecer que lo bueno es la regla y lo malo la excepción, y que hay un Dios que es capaz, creador, dueño, autor intelectual.